“La ligera paloma, que siente la resistencia del aire que surca al volar libremente, podría imaginarse que volaría mucho mejor aún sin un espacio vacío. De esta misma forma abandonó Platón el mundo de los sentidos, por imponer límites tan estrechos al entendimiento. Platón se atrevió a ir más allá de ellos, volando en el espacio vacío de la razón pura por medio de las alas de las ideas. No se dio cuenta de que, con todos sus esfuerzos, no avanzaba nada, ya que no tenía punto de apoyo, por así decirlo, no tenía base donde sostenerse y donde aplicar sus fuerzas para hacer mover el entendimiento. Pero suele ocurrirle a la razón humana que termina cuanto antes su edificio en la especulación y no examina hasta después si los cimientos tienen el asentamiento adecuado”
Día a día me encuentro con grandes optimistas con el famoso eslogan de Adidas: “Impossible is nothing” como forma de vida. Un eslogan que nos enseña la parte bonita de la vida, aquella en la que nada se nos resiste y sencillamente volamos. Pero como dice -y creo que con razón- Kant, sin punto de apoyo no se avanza, por muy atractivas que resulten las ideas. Digamos que la realidad es algo más tozuda.
Del impossible is nothing a la frustración sólo hay un paso, el punto de apoyo. Y es que realmente, la paloma vuela porque hay aire, porque hay una resistencia. Corremos el riesgo de pensar que podemos volar sin siquiera tener en cuenta que aquellos que tienen alas, han pasado por un tortuoso camino de esfuerzo antes de llegar a tocar el cielo. El riesgo de la frustración está muy presente, porque nos hacemos trampas al solitario, nos creemos que es fácil y que con sólo pensarlo vale (esa corriente del constructivismo y del todo es relativo). Y no, no todo es relativo, hacen falta puntos de apoyo. Sin ellos, daremos vueltas en círculos.
El adolescente quiere volar, pero es el adulto el que vuela
Decía Clint Eastwood en una entrevista hace años que vamos hacia una sociedad adolescente. Mi sensación es que en parte tiene razón, muchos en mi generación quieren coger lo mejor del tiempo actual, sin las responsabilidades que ello conlleva. Y la frustración se hace patente.
Nos han dicho que por ser quiénes somos, tenemos derecho a un trabajo, a una casa, a un sueldo digno, a un trabajo chulo etc. y que por tener muchos títulos somos “la generación más preparada de la historia”. Lo que no se nos ha dicho es que hay que trabajárselo. Y que aún así, puedes perder, es más, deberías perder muchas veces antes de ganar. Una verdad que o bien no hemos querido escuchar, o bien se nos ha escondido.
Pero Eastwood no es el único, al bueno de Toni Nadal le preguntaron en una entrevista sobre los motivos por los que nadie cuestionaba el supremacismo en el Tenis de Djokovic, Nadal y Federer, y dijo que “no hay relevo generacional porque los tenistas jóvenes no tienen el compromiso de antes”.
Una máxima que las generaciones anteriores tenían muy clara. Generaciones que lo han tenido mucho peor que nosotros. O volviendo a la metáfora, que han tenido un aire más pesado que el nuestro.
¿Es el esfuerzo sacrificio?
Sin ninguna duda, claro que lo es. Al menos al principio. El reto está en lograr convertirlo en divertido -que no es lo mismo que ignorarlo-, como bien decía el bueno de Toni Nadal, “en la vida uno tiene que conseguir pasárselo bien en el esfuerzo también, no sólo en la diversión”. En esa línea se expresaba el gran mago Dai Vernon ante el que en ese momento era un aprendiz, Juan Tamariz:
–”Maestro, quiero ser un gran mago, deseo dedicar mi vida a la magia. ¿Qué debo hacer?”
– “¿Estás dispuesto a sacrificar un día entero, un mes entero, hasta un año por un sólo efecto?”
– “Claro que si”
– “Entonces no sirves”
– “¿Por qué?”
– “Porque la magia no es ningún sacrificio”
Hay otro eslogan de Nike; “Just Do It” que nos viene a decir el “solo hazlo”. Y al que también le podemos aplicar la paloma kantiana, ya que éste sí que se acerca más al punto de apoyo. Te pone la barrera, y a pesar de ella, te dice que lo hagas.
Ambos eslóganes son válidos siempre que estemos dispuestos a caer muchas veces antes de alzar el vuelo. Siempre que sepamos que hay aire y queramos recuperar la cultura del esfuerzo, del compromiso y de la perseverancia de las generaciones anteriores. Las que de verdad sí son las generaciones más preparadas de la historia.
Este artículo es una oda a ellos, a la auténtica generación más preparada de la historia. Un agradecimiento eterno a su perseverancia, a su tesón y a su capacidad de levantarse ante las dificultades. Gracias por vuestro legado.
Pensábamos que podríamos tener alas sin enfrentarnos al aire. Hora de despertar, hora de madurar, es tiempo de afrontar el reto que supone volar y así, con el tiempo, poder ignorar (que no olvidar) las leyes que rigen nuestro propio vuelo.
