Mala escritura de las nuevas generaciones, ¿consecuencia de las nuevas tecnologías?

Leyendo la prensa, viendo los rótulos de la televisión, en un grupo de whatsapp, o en los propios emails, aparecen gazapos y otros síntomas de una mala escritura. Pueden ser por falta de concordancia, por errores ortográficos, falta de gramática o vocabulario. A veces incluso de manera intencionada por uso. Pero son muchas las voces que dicen que desde que han empezado a aparecer las nuevas tecnologías, estamos teniendo una redacción cada vez más deficiente. Ahora bien, ¿es esto cierto? ¿Cuáles son las causas?

Causas y consecuencias de la mala escritura

Como ilustra J. Richard Grenty en su artículo Why American can’t read en Psychology Today, parece que hay una relación directa entre la comprensión lectora deficiente y una mala escritura. Si nos fijamos en los datos que la OCDE arroja en el informe PIAAC (Program for the International Assessment of Adult Competencies), cuya última publicación fue en 2013 (conocido como el informe PISA de los adultos), uno de cada tres españoles adultos sabe leer correctamente un texto largo, y únicamente el 5% alcanzan los niveles 4 y 5 en comprensión lectora (siete puntos por debajo de la media de  la OCDE).

¿A qué se debe esto?

¿La tecnología es causante de la mala escritura?

Por lo tanto, el déficit en la escritura, podría generar problemas de comprensión a la hora de leer. Sin embargo, ¿podemos culpar de esos problemas a la tecnología?

Bastantes profesionales de la comunicación resaltan que no es la tecnología la causante de la mala escritura, sino el no saber hacer uso de los registros de la lengua en sus diferentes contextos. ¿Qué pasará si acaban difuminándose los registros?, ¿se acabará la palabra escrita?

En mi opinión, no es justo afirmar que las nuevas tecnologías, por sí mismas, sean la causa de que quiénes las utilizan hayan perdido la cortesía elemental que se debe guardar cuando se vierte la opinión personal en un medio de comunicación. Más bien, lo que sucede es que éstas son un espejo más de la poca cultura, la mala educación y, en definitiva, la falta de estilo de cierto tipo de gentes. Hay personas que apenas abren la boca, sea en conversación frente a frente,  por teléfono, en las redes, en la televisión o dondequiera que dejen constancia de su opinión, manifiestan claramente su ramplonería. Lo lamentable es que encuentran otros semejantes que les aplauden, porque creen que eso es moderno e incluso progresista. Basta con sufrir un rato la presencia de ciertos programas basura, conducidos por presentadores “de reconocida  profesionalidad”, para darse cuenta de que la cultura en este y otros países va cuesta abajo desde hace años.

Por otra parte, no cabe la menor duda de que cuando uno no tiene en frente a su interlocutor, sino que puede ocultarse tras algo sin que le vean, existe una tendencia a manifestar más rápida y fielmente esa mala educación. Muchos profesionales que usan medios digitales en su trabajo, pueden dejar constancia de los e-mails desagradables que reciben de este tipo de “modernos” que disimulan su identidad detrás de un mensaje cursado por una red o directamente por e-mail.

En tercer lugar, la clara manipulación a que están sometidos algunos segmentos de público por ciertos influenciadores, les empuja a verter opiniones que, su sola lectura o audición, generan vergüenza ajena y bochorno. Y, en algunos casos, la desagradable sensación de tenerlos de conciudadanos.

Finalmente, no hay que obviar que las costumbres cambian. Basta ver el ejemplo de la búsqueda que hizo una anciana en Google hace algunos años y que generó bastante repercusión: “Please translate these roman numerals mcmxcviii thank you”. El motivo es evidente: antes íbamos a una biblioteca – u otro centro de información – y pedíamos a un profesional encargado del acceso a ésta, que nos ayudase a obtener dicha información. Hoy en cambio te conectas y escribes en Google lo que quieres, y éste te ofrece infinitas posibilidades ordenadas en base a algoritmos. Lo paradójico es que ya nadie usa palabras como “por favor” o “¿Podría ayudarme a…?” y se está sustituyendo por imperativos. Y aquí quizás la tecnología si genera ciertos hábitos que, evidentemente, no tenía esa entrañable ancianita.

¿La tendencia hacia el screenless?

Todo controlado con nuestra voz a un entorno conectado ilimitado

Empezamos a recibir noticias que, de modo cada vez más destacado, apuntan hacia la tendencia de la casa conectada, Conected Home. Es un cambio significativo, profundo y de gran alcance, de hecho, un alcance más extenso que el entorno del hogar, y por el que apuestan todas las grandes: Google, Amazon y Apple con sus respectivos Google Home, Alexa y HomePod. Otros se sumarán.

Ya se vaticinaba para 2020 que el 30% de conexiones a Internet serán screen-less, en gran parte por el uso de estos nuevos dispositivos. Aunque aún no hemos llegado (nadie predijo La COVID-19), la tendencia es clara, y sólo es cuestión de tiempo.

A partir de tecnologías como Siri, Alexa o Cortana, se está dando un paso de gigante en el modo en que interactuamos y accedemos a contenidos, ya que ahora estamos empezando una transición hacia el uso de dispositivos sin pantalla, y por si esto fuera poco, con la implementación de sistemas de inteligencia artificial, que logran que nuestro dispositivo se convierta en una herramienta personal e imprescindible, la voz tiene una utilidad real en sistemas de GPS, o de búsquedas de series del Chromecast en la TV.

Sólo la imaginación limita su potencial. Por citar algunas aplicaciones, accederemos con una petición con voz a nuestra radio, a música y a podcasts. También a recetas de cocina, composición de nuestros alimentos, información del tiempo, tráfico y a cualquier otra que se pueda encontrar en la red con formato audio. Esto es solo el principio.

A la conectividad de estos sistemas con otros dispositivos como móviles u ordenadores, se suma la posibilidad de interactuar con nuestras neveras, con las persianas de nuestra casa, o con nuestra alarma, además de que tendremos un gran comunicador entre las habitaciones de nuestro hogar y un mando único para nuestro televisor. Será posible pedir la pizza para ver nuestro programa favorito, todo con nuestra voz, de un modo simple y sencillo.

Más allá del click, estándar en pantallas, el audio se convertirá paulatinamente en un modo natural de interactuar en este mundo digital, de una manera líquida, permeable a cualquier dispositivo, y esto nos lleva a repensar y crear unas cuantas cosas para aprovechar este nuevo mundo de oportunidades, que van desde cómo hacer o variar contenidos para comunicar con formatos de audio interactivo, el desarrollo de “audio-webs” y el avance de la publicidad a través de la interactuación por voz, entre otros.

Nos estamos preparando y avanzando en este nuevo mundo en el que la voz será el modo en el que controlaremos la mayoría de las cosas.


Con o sin tecnología, con mejor o peor educación, la mayor evidencia acerca de la mala escritura es que la gente que se comunique bien, independientemente de la profesión a la que se dedique, irá mejor profesionalmente en su vida.

Makertan