Iros, almóndigas, cocretas… ¿debe “ir a misa” todo lo que diga la RAE?

almóndigas, cocretas, rae

Desde otoño de 2017, la RAE contemplará en el Diccionario de la Real Academia Española (en adelante DRAE) “iros” como una forma más de expresar la segunda persona del plural del imperativo del verbo “ir”. Noticia que nos dejaba en primicia Arturo Pérez Reverte (escritor y miembro de la Real Academia Española) al responder a una duda de dos hermanos acerca de si el imperativo de ir se decía, “iros, íos o idos”.

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Y es que, si hay algo en nuestro país que es motivo continuo de referencia es precisamente el DRAE. Cuando la RAE anuncia nuevas palabras admitidas en el diccionario, se genera siempre un debate entre detractores y partidarios de la inclusión de dichas palabras, intensificado en los últimos años con las redes sociales. Sabedor de todo esto, el propio Arturo ofrecía en Twitter la versión oficial de lo que pretende la Real Academia al incluir estas palabras.

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Lo que diga la RAE, ¿va a misa?

En España, cuando algo es referencia, e incluso llega a niveles de irrebatible, se utiliza la expresión “va a misa”. Y la RAE, para muchos, lo sigue siendo.

Sin embargo, la lista de palabras incluídas en el diccionario controvertidas en los últimos años ha ascendido. Algunas de las palabras más polémicas son vulgarismos ,-que como tal se especifican en el propio DRAE, como: almóndiga, cocreta, otubre norabuena, toballa, vagamundo, conceto, etc. pero hay muchas más. Y se produce un debate entre los que creen que la Lengua debe ser un ente vivo que evoluciona, y aquellos más puristas que no ven tan claro hasta qué punto deben incluirse palabras mal escritas en un diccionario de referencia para el mundo de habla hispana.

¿Qué criterio debería imperar a vuestro juicio en un diccionario como el DRAE, el uso común o la correcta gramática?, ¿se ha vulgarizado la Lengua y/o el DRAE?

Si un gran número de personas dice (o escribe) algo mal, ¿se debe aceptar?,  y si ése es el caso, ¿se puede reconocer como referencia un diccionario que incluye vulgarismos, o la RAE debería plantearse no aceptar aquello que no esté bien dicho?

En definitiva, ¿dejará de “ir a misa” todo lo que ponga el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española? ¿Pasará la ortografía a un segundo plano?

¡Espero vuestras opiniones!

Makertan